Me resultó fácil expresar en casa un “ya vengo, voy a pedalear…”, porque no me atreví a decir el destino de aquella pedaleada, y de hecho tampoco lo sabía. Esperanzado en llegar hasta donde me den mis ganas, mis tres billetes de 20dlres y una que otra moneda. J.Luis con su maleta inseparable, Fernando con sus las alforjas nuevas y yo con mi parrilla de estreno, listo para mis primeros kilómetros grapado.