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Discurso leído al marco de la 3era Rodada de Altura, “En tacos y en bicicleta por una ciudad menos violenta”.

Hola a todos y todas.

En este momento crepuscular que nos hemos convocado a esta celebración pedaleada, quiero comenzar saludando a todas y todos con quienes estamos en sincronía, en las manifiestos activos de miles de mujeres en todo el mundo que día a día defienden la vida, el agua, el territorio, velan por la salud de la familia, por la seguridad y por su soberanía alimentaria.

Inicio con un sentimiento de satisfacción por la cicleada en la que hemos hecho un doble ejercicio:

1. El de pedalear y

2. El ejercicio de derechos: el derecho a disfrutar con dignidad de esta bella ciudad, consolidando nuestra identidad ciudadana en estos lugares simbólicos y culturales que hoy los hemos ocupado como nuestra gran casa, porque así debe ser nuestra ciudad, un lugar de encuentro, de atmósfera acogedora y de confianza, de vecinos, de pares, de conciudadanos.

Como un cuerpo colectivo hemos parado festivamente en distintas plazas de esta ciudad, compartiendo distintas biografías, historias, intereses y sueños. Cual cuerpo que se fortalece en cada pedaleada en la que nos hemos apropiado de nuestros espacios públicos, fuente de sentido para nuestras historias individuales y colectivas.

La ciudad, como un espacio construido, expresa las relaciones sociales entre hombres y mujeres, así la idiosincrasia de la sociedad se traduce espacialmente, generando lugares para lo masculino y lugares para lo femenino.

La violencia urbana es una realidad en las ciudades latinoamericanas y en Guayaquil no es la excepción, por ello la gestión de los espacios públicos debe ser una prioridad en el esfuerzo por controlar la inseguridad, lo cual debe ser parte prioritario en las agendas políticas, con un orden público que permitauna convivencia segura.

La convocatoria de hoy ha sido en tacones, como un símbolo, de la apropiación del este espacio por nosotras mujeres, para resaltar la importancia de que el clima y el diseño de la ciudad debe darnos respuesta y hoy 8 de marzo, amerita pensar específicamente en las mujeres y este clima de tensión-terona. Uds. saben lo que es la tensión-terona?. Se trata de un término acuñado por la bella poeta latinoamericana, Gioconda Belli. Para explicarlo, les haré algunas preguntas:

¿Han sentido alguna vez dependencia de caminar acompañadas de un hombre en la calle?
¿Alguna vez, ante un incidente, se han cuestionado o culpado de no haber acatado todas las consignas de seguridad, de haber vestido o comportado inapropiadamente?,
¿Se han sentido intimidadas al caminar por ciertas calles?
A las madres: ¿siente miedo especialmente por la seguridad de sus hijas?
¿Se sienten libres de circular libremente a cualquier hora en la ciudad?
¿Se han encontrado con autos privados y autos de las instituciones estatales estacionados o circulando en la ciclo vía?
¿Han sentido el peligro de manejar bicicleta en la ciudad?
¿Han escuchado epítetos dizque galantes mientras manejan bicicleta?
¿Han tenido que pagar extra en el transporte público por llevar la bici? ¿Y a precio de un pasaje individual?

¿Recuerdan por qué les hice estas preguntas? A más de esclarecer el por qué se sienten inseguras las mujeres, fue para hablar de esta tensión-terona, digamos una hormona social que sofoca al atravesar los espacios públicos, que incomoda nuestra libertad en nuestro cuerpo y en nuestro espacio ciudadano.

Estas situaciones están naturalizadas en la cotidianidad, de hecho las asumimos como “normales”, es casi socialmente aceptable este tipo de obstáculos en la circulación de la ciudad, pero esto limita el potencial personal, sofoca, limita el libre albedrío,son flagrantes manifestaciones de desigualdad e inseguridad, esto agresivo con nuestra interioridad y constituye un límite fundamental para el ejercicio de la ciudadanía por parte de las mujeres….

Con ello se coarta el desarrollo personal libre, igualitario y fraterno de los seres humanos y por eso deseo enfatizar algo, no solo estamos hablando de los derechos de minorías frente a las mayorías, de ciclistas y mujeres, estamos hablando de un bien más amplio, estamos defendiendo la vida libre, ¡el derecho a la dignidad!, como lo escuché hace poco de labios de María Concepción López.

Así que necesitamos conectar estas insatisfacciones y requerimientos con el ejercicio de los derechos y enfatizo en el ejercicio, porque se han reivindicado los derechos a la ciudad, los derechos de la mujer, leyes de tránsito, todo esto es visible constitucionalmente. Se han decretado planes de erradicación de violencia, pero la vida no ha cambiado, la violencia es un hecho y ésta se encuentra invisibilizada o trivializada en la cotidianidad y sutilezas de la vida, en los autos invadiendo los espacios ciclísticos, en los “PIROPOS DEDICADOS” a las mujeres, ante lo cual hoy nos estamos manifestando!

Así que este acto , tiene una dimensión simbólica porque definitivamente las leyes son palabras poderosas, pero solo son eso, lo que pretendemos es construir una cultura de paz, de justicia, de igualdad y los derechos de la mujeres, de las diversidades sexo genéricas, de los ciclistas y los derechos a la ciudad son parte sustancial del desarrollo de la sociedad, repito, lo más importante es la cultura, erradicar la machismo y la soberbia automovilística, es girar el timón de la bicicleta social, porque todos tenemos derecho a vivir en una lugar libre de violencia y a soñar como sociedad!, comenzando con los compromisos con uno mismo, de nosotros en nuestros roles de peatones, ciclistas y automovilistas.

Nosotros tenemos el poder de crear cambios, esos cambios que nos harán respirar un aire mejor que nos llene de alivio luz y bienestar!

Lo que he dicho aparece como un horizonte deseable hacia el cual tender el deseo de vivir la ciudad para no seguir caminos disciplinadores, afrontar la violencia, dar forma nueva al presente, si los cual no es posible la libertad…

Esta ha sido una cicleada de fe, de esperanza, de sueños, de libertad y de amor. Nosotras somos mujeres, cicleadoras que perseguimos la felicidad de un país que necesita erotizarse y ser manejado con amor.

Por un Guayaquil mejor, por un Guayaquil que puede brillar como el sol!

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